Las cuestiones del espíritu, en contra de lo que suele creerse, y esperarse, no suelen ser rectas. Es más, muy a menudo, a la actitud lógica y a la sensibilidad moral del ser humano les resultan directamente incorrectas. El lenguaje y los actos de los dioses se nos aparecen frecuentemente imbuidos de surrealismo, empapados de absurdo, incluso investidos de ridículo. Se diría que en la ciencia, con sus proposiciones firmes, precisas, sus directrices confiables, claras y elegantes, los hombres lo que tratan es de encontrar un refugio a las pesadillas de lo sobrenatural, a la vez que intentan desesperadamente ordenar el océano de irracionalidad que es la naturaleza. La rotundidad de un círculo bien delineado, o la transparencia de un teorema como el de Pitágoras, nos alivian de la inquietante existencia de cosas tan disparatadas como una medusa, o un ornitorrinco, y son el único templo donde refugiarnos cuando nos enfrentan los sueños y los fantasmas. Pero la realidad es tozuda en su idiosincrasia, y los monstruos, sin permiso, atraviesan a veces las puertas de nuestros más preciados cobijos. Incluidas las de nuestras propias casas.
Les participo a continuación una pequeña muestra de lo que está pasando con todo esto aquí al lado, aquí mismo. Un pequeño homenaje a Huelva, la ciudad desde la que escribo. Un cálido hogar infestado de espectros a la vuelta de la esquina. En realidad, como todos los hogares y conciencias a lo largo de todo el mundo, si se sabe analizar bien. La cuestión peliaguda que quedará pendiente será cómo comprender por derecho algo que se nos cuenta a través de renglones tan, pero tan, torcidos…
Jan dice
Encontré en «Realidad daimónica» de Patrick Harpur una exposición muy sugerente y alejada de la torcida literalidad con la que suelen plantearse estas cuestiones.
Por cierto, con ese vídeo Doñana ha incrementado su atractivo turístico un poco más… 😉
Saludos
Raúl Ortega dice
Precisamente llamé al amigo Iker hace unos días «Harpur mejorado». Mejorado porque la labor tremenda que hace en el mundo (no sólo en España) de reivindicación de la realidad feérica supera con creces al poder y las expectativas del buen Patrick. Yo veo a veces los programas como el que ve partidos. Canto goles. Lamento haberme dado cuenta del inmenso valor de este trabajo sólo hace escasos meses.
Conejo Blanco dice
Para tocar la flauta feerica no basta con soplar incansablemente para demostrar su existencia, ademas se necesita mover armónicamente los dedos mediante una hermenéutica simbólico_onirica, exaltando sus melodías mediadoras entre la materia y el espíritu, a costa de no quedar en un refresco pepsi_feerico para mentes acomodadas retorcidamente en el misterio, como si vieran un partido de fútbol, con contertulios solamente interesados en si fue o no fue penalti.
Lo del Harpur mejorado dejemoslo pues en el exceso verbal acaecido por una repentino subidón de azúcar.
Raúl Ortega dice
Se ve que no te has fijado en cuántas veces en ese programa se alude a Jung y lo junguiano, y se ve que no te has tomado la molestia de escuchar casi lo más interesante de cada emisión: las editoriales de Iker, al final de todo. A menudo deliciosas como el tocino de cielo.
También es verdad que algo sé de lo que opina ese círculo sobre el sentido último de las cosas detrás de las cámaras. Aunque a buen entendedor le basta con mirar con perspicacia lo que sale por la tele.
Conejo Blanco dice
Me alegro que hayas resuelto tu problema de identidad Corazón. Quien le iba a decir al «R»aul mejorado en pocos meses, que acabaría lamentando el no haber caído en la cuenta del inmenso valor Feerico de Cuarto Milenio, con sus alusiones Jungianas envuelta en editoriales tocino de cielo.
Aunque dudo sinceramente que no te hubieras tomado la molestia hace ya varios meses de observarlo, de haberte fijado o de escuchar las editoriales, y por supuesto que no fueras un buen entendedor.. Que misteriosas son las cosas del Amor.
! Dios mio «R»aul voy a llegar tarde por culpa de la micropsia que sufro….., y sin cabeza.
Un abrazo»R» de Corazones.