Me acaban de enviar un artículo que ha traducido y publicado Enrique Eskenazi en su blog, recogido desde The Observer. Se trata de una interesante crítica al movimiento del Pensamiento Positivo. Hace tiempo que tengo ganas de ensayar sobre esto, así que copipego el artículo más abajo y avanzo antes algunas apreciaciones mías al respecto.
Un recalcitrante optimismo
Son los caracteres intuitivos los que se elevan a mirar el bosque cuando el árbol que tienen delante de la nariz está ardiendo. Los que escriben libros como «La enfermedad como camino». Los que piensan al lado de «lo esencial es invisible a los ojos» cosas como «no hay mal que por bien no venga» o «la muerte es sólo el principio». Los que dicen por todos lados que una crisis es una oportunidad. Los que se hacen corresponsales de guerra y les parece más estimulante que peligroso. Los que no sabrían que hacer en una vida libre de épicas, de tragedias griegas. Los que consideran que «bueno, malo… ¿quién lo sabe al final?», y ven en cada bache, cada contrariedad de la vida, lo mismo que en cada ayuda y cada buen momento: una parte en un proceso global más amplio. Son los pueri, que, con su facilidad natural para ser líderes, hacen a menudo de su forma de vivir y entender el mundo doctrinas en las cuales embarcan a los demás. Y venden muy bien sus ideas, en parte, porque no son nunca del todo incorrectas ni absurdas. Pero se olvidan constantemente de que cada carácter tiene su propio don y su propia limitación a la hora de concebir la verdad y vivir de acuerdo a ello. Si el puer cae en un pozo, quizás sueñe que en dos días llegará el rescate, y quizás así ocurra en realidad. Seguramente tratará de convencer de la buena nueva a los que cayeron con él. Pero los demás estarán en su derecho de rechazar una esperanza que para ellos consiste sólo en llamarle blanco a lo que es indiscutiblemente negro.
La cosa se pone peor cuando el puer es joven (tenga la edad que tenga -la juventud a la que me refiero tiene que ver con la maduración de la función intuitiva y la personalidad general-). En estos estados preliminares tiene la convicción de que es algo así como indestructible, que su ángel de la guarda nunca permitiría que le pasaran cosas realmente tenebrosas. Cuando madure seguirá pensando que «Dios aprieta pero no ahoga», pero ya habrá descubierto que los apretones de la divinidad no son desde luego caricias. Descubrirá que el mismo cielo que envía la ayuda de Atenea a Perseo es el que ha puesto a Medusa en su camino también. Y se dará cuenta de que el ángel, en efecto, concede maravillosos dones, pero que estos no tienen mucho que ver con la riqueza material ni con 40 vírgenes bañadas en arroyos de leche y miel.
El Pensamiento Positivo se origina en el modo puer de concebir el Cosmos. Concretamente en el modo de concebirlo un joven puer. Pero podemos abundar aún más en su procedencia y esencia.
La mujer y el Logos
Manque le pese a la corrección política, el sentido común y la estadística científica nos informan de que la proporción de mujeres con un carácter sentimental es tan alta como la de hombres con un carácter mental. El pensamiento es agrio, crítico, peleón y hasta agorero. Con estas mimbres se empieza a hacer obvio que sean principalmente las mujeres las que engrosen las filas de esta esperanzada doctrina. Sea en el pensar en positivo o sea en Santa Claus, al sentimiento le es más accesible el carisma de la fe que al pensamiento, que es un escéptico gruñón. Pero, además, el pensamiento en sí tiene unas connotaciones para la feminidad que lo hacen especialmente atractivo, y tremendamente seductora una creencia que centre su adoración en él. El hombre accede al mundo arquetípico a través de su anima, y ese proceso es regido por Eros. La mujer, sin embargo, accede al mundo arquetípico a través de su animus, y ese proceso es regido por Logos. La palabra, la mente, el pensamiento, son las llaves más comunes a través de las cuales la mujer siente que entra en contacto con el poder generador y regenerador de los arquetipos. El animus, los arquetipos en general: dioses creadores, en efecto. Las filosofías griega y cristiana entienden muy bien la idea primigenia del Logos Spermatikos, del Verbo Creador: los pensamientos de Dios que ponen en marcha el mundo. Concepciones trascendentales que incumben a los dos sexos.
El animus es, por tanto, un príncipe azul, poeta, cantor y filósofo. Más aún: un ángel que promete amor, sabiduría y poder a una hija del Hombre. Así que no es complicado entender que para la mujer las palabras, que son la materia de la que está hecho este ser, estén cargadas con una fuerza hipnótica enorme, la misma que el hombre encuentra enfrentado a la belleza femenina. Los problemas comienzan cuando se descubre, «con la convivencia», que los pensamientos e intenciones del animus también pueden ser los de un embaucador y peligroso demonio (del mismo modo que el anima oscila entre Atenea y Medusa, o su belleza se descubre de sirena). O cuando persigue la mujer unos pensamientos y creencias que cree inspirados desde lo profundo, y no son más que filigranas mentales más bien vanas, o la introyección del discurso de un mediocre charlatán de feria. O, como ocurre en la mayoría de casos, no hay más que pensamientos-deseo que no pasan de ser meros caprichos triviales como las rumias de la lechera del cuento.
El Pensamiento Positivo, sin reconocer ninguna de estas pegas, y creyendo torpemente que es el ego y su lenguaje quienes ostentan un poder que le corresponde al daimon animus y sus palabras mágicas, se lanza en picado en una maniobra imprudente y hace un giro prometeico desde la psicología del rezo: en éste, las modestas palabras humanas son usadas para conmover apotropaicamente a la mente divina, al Verbo, y en aquél se pretende, sin embargo, que el propio pensamiento sea el dios creador. Catastrófico giro copernicano.
Pero de lo anterior se deduce que si la conexión de la mente con el alma y sus entes es limpia y genuina, y la actitud del practicante la adecuada, el proceso, reconsiderado de un modo algo diferente, no es en sí una estafa. El poder del pensamiento es favorecido con el mismo nivel de acierto y eficacia que tienen elementos como el ritual o el rezo; en general, todos los asuntos concernientes a la gran familia del pensamiento mágico. Se trata de que si el oficiante alinea sus pensamientos (y, por ende, sus actos) con la constelación arquetípica que es de su incumbencia, se producirá una sinergia que acelerará acontecimientos en la dirección kármica, hacia el destino, arquetípicamente establecida. El buen mago aprende a pensar y a ocuparse en lo mismo que piensan y se ocupan sus sueños, y la epifanía transformadora (para bien, para mal… qui lo sa?) es convocada en todo su poder, incluso indesconociblemente mágico, milagroso, así. La buena maga distingue su mente de la de su animus, y poco a poco aprende a diferenciar también cuando éste habla en serio y cuando es travieso.
Si uno da un paso hacia el ángel, el ángel da uno hacia nosotros. Apuntando en esta dirección, el cristianismo endereza las pretensiones del Pensamiento Positivo así: «Hágase tu voluntad y no lo mía». De este modo no conseguimos lo que desea nuestro ego, sino algo mejor: que nuestro destino no tarde millones de reencarnaciones en cumplirse. Sólo miles.
Parafraseando un dicho oriental: «llega antes a Dios quien lo odia que quien lo ama. Porque quien odia piensa siete veces más en lo que odia que quien ama». Así que no es tan importante si el pensamiento es positivo o negativo. Lo importante es pensar en el asunto correcto.
Sonríe o Muere: Cómo el “Pensamiento Positivo” Engañó a América y al Mundo. Por Barbara Ehrenreich
Excelente crítica del magnífico libro de Barbara Ehrenreich. Jenni Murray aplaude a una demorada demolición de la sugerencia de que el pensamiento positivo es la respuesta a nuestros problemas
por Jenni Murray
The Observer, Domingo 10 Enero 2010
De vez en cuando aparece un libro que repica tanto con tu propio pensamiento, y sin embargo, vuela de forma tan espectacular frente a la filosofía de moda, que llega como un alivio profundamente tranquilizador. Después de leer el libro de Bárbara Ehrenreich : “Sonríe o Muere: Cómo el Pensamiento Positivo ha engañado a América y al Mundo” siento como si pudiera regodearme en el dolor, la tristeza, la decepción o cualquier emoción negativa que llegue de forma natural sin preocuparme por haberme convertido en ese estereotipo terrible, la cascarrabias, la vieja gruñona. En cambio, puedo ser meramente humana: alguien que no tiene que convencerse de que cada rechazo o desastre es una oportunidad de oro para “seguir adelante” de una manera optimista.
Sonríe o Muere: Cómo el Pensamiento Positivo Engañó a América y al Mundo por Barbara Ehrenreich
Ehrenreich llegó a su crítica de la industria de miles de millones de dólares del pensamiento positivo (una marea de libros, DVD, instructores de la vida, entrenadores ejecutivos y oradores de motivación) en circunstancias desgraciadas similares a las que yo tuve. Fue diagnosticada de cáncer de mama y, como yo, se encontró cada vez más incómoda por el lenguaje marcial y la cultura “rosa” que ha llegado a rodear esta enfermedad. Cuando me he encontrado con la brigada de “la actitud positiva te ayudará a luchar y sobrevivir esta experiencia”, mi respuesta ha sido protestar en contra del uso del vocabulario militar y preguntar cuán miserable el optimismo de los “sobrevivientes” haría que se sintiera la pobre mujer que se estaba muriendo de cáncer de pecho. Me parecía que una “invasión” de las células de cáncer era una pura lotería. Nadie conoce la causa. Como Ehrenreich dice: “Yo no tenía factores de riesgo conocidos, no hay cáncer de mama en la familia, había tenido a mis bebés relativamente joven y los amamanté a los dos. Comía bien, bebía con moderación, hacía ejercicio y, además, mis pechos eran tan pequeños que imaginé que un bulto o dos podría mejorar mi figura”. (Gracias a Dios, no ha perdido su sentido del humor.)
Ya hacía mucho tiempo que había sospechado que las tasas de mejora de supervivencia para las mujeres que tenían cáncer de mama no tenían absolutamente nada que ver con el “poder” del pensamiento positivo. Pues se esperaba que de las mujeres diagnosticadas entre 2001 y 2006, el 82% sobrevivieran cinco años, en comparación con sólo el 52% diagnosticado 30 años antes. Las cifras pueden relacionarse directamente con el perfeccionamiento de la detección, la mejores técnicas quirúrgicas, una mayor comprensión de los diferentes tipos de cáncer de mama y el desarrollo de tratamientos personalizados. Ehrenreich presenta la prueba de numerosos estudios que demuestran que el pensamiento positivo no tiene ningún efecto sobre las tasas de supervivencia y ofrece los tristes testimonios de mujeres que han sido asoladas por lo que un investigador ha llamado “una carga adicional a un paciente ya devastado”.
Qué pena, por ejemplo, la mujer que escribió al gurú médico mente/cuerpo Deepak Chopra: “A pesar de que sigo los tratamientos, y he llegado lejos descargándome de sentimientos dañinos, he perdonado a todos, he cambiado mi estilo de vida para incluir la meditación, la oración, la dieta adecuada, el ejercicio y los suplementos, el cáncer sigue reproduciéndose. ¿Hay alguna una lección aquí que no entiendo, que hace que continúe apareciendo? Soy positiva y voy a vencerlo, sin embargo, con cada diagnóstico se hace más difícil mantener una actitud positiva.”
Como Ehrenreich continúa explicando, las exhortaciones a pensar positivamente (ver el vaso medio lleno, incluso cuando se encuentra hecho pedazos en el suelo) no se limitan a la cultura rosa del cáncer de mama. Ella refiere la susceptibilidad de los Estados Unidos a la filosofía del pensamiento positivo al pasado calvinista del país y muestra cómo, en sus primeros días, una puritana “exigencia de esfuerzo permanente y auto-examen hasta el punto de detestarse a sí mismo” aterrorizaba a niños pequeños y empujaba a “adultos previamente sanos a una condición de retraimiento mórbido, marcado generalmente por enfermedades físicas así como espanto interior”.
Sólo a comienzos del siglo 19 comenzaron a desaparecer las nubes de lobreguez calvinista y comenzó a crecer un nuevo movimiento que llegaría a tener un séquito tan ferviente como había tenido el anterior. Fue la unión de dos pensadores, Phineas Parkhurst Quimby y Mary Baker Eddy, en la década de 1860, que llevó a la formalización de una visión del mundo post-calvinista, conocido como el Movimiento del Nuevo Pensamiento. Se imaginaba un nuevo tipo de Dios que ya no era hostil e indiferente, sino un espíritu omnipotente al que los seres humanos tenían meramente que acceder a fin de controlar del mundo físico.
Las mujeres de clase media encontraron particularmente beneficioso este nuevo estilo de pensamiento, que llegó a ser conocido como las “leyes de la atracción”. Al negárseles toda oportunidad de luchar en el mundo, se habían pasado sus días excluidas de cualquier otro papel que el de recostarse en una hamaca, pero el enfoque del Nuevo Pensamiento y su “terapia de conversación” desarrollada por Quimby abría nuevas e interesantes posibilidades. Mary Baker Eddy, una beneficiaria de la cura, fundó la Ciencia Cristiana. Ehrenreich toma nota de que, si bien este nuevo estilo de pensamiento positivo ayudó aparentemente en la desvalidez o la neurastenia, no tenía efecto alguno sobre las enfermedades como la difteria, la escarlatina, el tifus, la tuberculosis y el cólera – así como hoy no curará el cáncer.
Así el pensamiento positivo, la suposición de que sólo hay que pensar en una cosa o desearla para que esto ocurra, comenzó su rápido ascenso hasta ser influyente. Hoy en día, como muestra Ehrenreich, tiene un enorme impacto en los negocios, la religión y la economía mundial. Describe visitas a las conferencias de oradores motivacionales donde a trabajadores que acaban de ser despedidos y obligados a formar parte de la cultura de contratos a corto plazo se les enseña que un “buen jugador de equipo” es, por definición, “una persona positiva” que “sonríe con frecuencia, no se queja, no es abiertamente criticón y se somete con gratitud a cualquier exigencia del jefe ”. Estas son personas que tienen cada vez menos poder para trazar su propio futuro, pero gracias al pensamiento positivo se les da “una visión del mundo -un sistema de creencias, casi una religión- que les asegura que serían de hecho infinitamente poderosos con tan sólo poder controlar sus propias mentes”.
Y nadie ha sido más vulnerable a la tentación de esta filosofía que los autoproclamados “amos del universo”, los banqueros de Wall Street. Aquellos de nosotros educados en creer que ahorrar, tener una cuenta y vivir con los propios medios era la manera de proceder, y quienes se preguntan cómo diablos se redujo el crédito y ocurrieron los desastres subprime, no necesitan buscar más allá de la cultura que sostiene que el pensamiento positivo permite a cualquiera realizar sus deseos. (O, como dice uno de los títulos de los capítulos del libro de Ehrenreich: “Dios quiere que seas rico”.)
El trabajo de Ehrenreich explica dónde comenzó el culto del individualismo y el impacto devastador que ha tenido en la carencia de responsabilidad colectiva. Debemos, dice, desprendernos de nuestra capacidad de auto-absorción y tomar medidas contra las amenazas a las que nos enfrentamos, sean el cambio climático, los conflictos, la alimentación de los hambrientos, la financiación de la investigación científica o la educación que nutra el pensamiento crítico. Está inquieta por acentuar que “no escribo con un espíritu de amargura o desencanto personal, ni tengo ningún apego romántico al sufrimiento como una fuente de conocimiento o virtud. Por el contrario, me gustaría ver más sonrisas, más risas, más abrazos, más felicidad… y el primer paso es recobrarnos del engaño masivo que es el pensamiento positivo”. Su libro, me parece, es un llamado para el regreso del sentido común y, me temo, en lo que pretende ser una obra de crítica, sólo puedo encontrar cosas positivas que decir al respecto. ¡Maldita sea!
Taztel dice
Saludos Raul,
Hace tiempo que te leo, siempre quise dejarte algún comentario pero hasta ahora no me atreví.
Una de las cosas que tiene el ser humano es que busca la aprobación y reconocimiento de sus ideas, sean estas positivas o negativas, lo mismo da.
La mente positiva no considera los problemas y estos acontecen sin esperarlos, la mente negativa se estanca en el mismo problema y lo hace mas grade de lo que es. Existe una tendencia a caer en los extremos, la mente negativa por naturaleza tiene mas peso que la positiva por eso es más difícil salir de sus redes. La mente neutral valora los pros de la mente positiva y los contras de la negativa, esta en ese difícil equilibrio de mantener.
La mente positiva puede ayudar a curarte de una enfermedad… pero no es determinante que tu esfuerzo, si es que te esfuerzas en cambiar algo, de los resultados esperados. Creo que la curación no tiene como premio vivir eternamente, podemos morir en cualquier momento, más bien tiene relación con lo preparado, libre y consciente que se este.
Resuenan en mi las ideas que expones sobre la mujer y el logos, aunque no puedo evitar sentir que lo expresas desde una perspectiva masculina. En cierta manera estoy de acuerdo en que la actitud de la mujer suele ser mas positiva, pero esta es una visión general, ya que considero que la actitud positiva o negativa depende de lo que te toque vivir y con quien. Reconozco que la tendencia general de la mujer es más “soñadora” que la del hombre que es mas “realista”, entiendo que el hombre deba cultivar ese aspecto, al igual que la mujer debe aprender a no perderse en sus sueños.
No se si solo es la buena maga la que tiene que aprender a diferenciar entre el travieso y el serio de su animus. Y si solo es el buen mago el que tiene que aprender a unir sus pensamientos y sueños convocando al poder transformador.
Coincido con lo que explicas sobre el travieso animus y aquello de que surge del deseo, pero creo que ese es un tema algo mas complejo porque pienso que este aspecto, en las personas que trabajan sobre si mismas, es común a ambos sexos y consecuencia del desarrollo de las facultades de la psique como unas herramientas que se utilizan para establecer contacto con el alma y darse cuenta de los mecanismos mentales que nos engañan.
Atentamente, gracias.
Taztel
Raúl Ortega dice
No me gusta el adjetivo que empleé: travieso. Pero lo dejé ahí más que nada para que no sonara todo demasiado negativo. En realidad, si tenemos en cuenta que es el animus un factor determinante en la anorexia, y no anda lejos de ciertas constelaciones de violación y maltrato… Hace unos días vi en el cine «Valor de ley», la última película de los Hermanos Coen, y han nominado al óscar a la actriz que hace el papel principal. El personaje es una mujer (niña) animus modélica (lo cual para mí es sinónimo de persona encantadora, dicho sea de paso), con su grueso complejo paterno, bien patente delante de la cámara, para que no falte detalle en su exposición psicológica. Y le cuesta su carácter animúsico perder un brazo y todo… Lo que la iguala, por cierto, con todos los hombres de la historia, que son cojos, tuertos, mancos o llenos de cicatrices. Como es una descripción tan exacta, intuyo que el libro que cimenta el guión debe estar basado en hechos reales. Por ahí he leído críticas que se sorprenden de que una mujer así aparezca en ese contexto social e histórico. Como si el animus, y la psicología femenina en general, fuera fruto de una revolución política y/o los avatares de la historia…
Sientes que me expreso de un modo masculino, y yo pienso que te expresas de un modo femenino. Si así somos, así debe ser. Te confieso que mi pensamiento es muy cascarrabias, muy gruñón, muy sermoneador, pero mi sentimiento me convierte con mucha facilidad en una adolescente de 16 años, que, por supuesto, y a mucha honra, no puede dejar de soñar en su príncipe azul. Adoro la comedia romántica. Es un género conmovedor.
Las categorías femenino-masculino, yin-yang, son absolutas, pero la proporción en cada individuo está sujeta, como tantas cosas, a la ley de la relatividad.
Quizás es más exacto decir que la mujer (en tanto pertenezca a la norma estadística) es más crédula que más positiva. Si te vas a los tests que tengo en tipología, verás con qué sutileza las preguntas para diferenciar el pensamiento del sentimiento ponen el acento en el criticismo acérrimo de uno, que no le importa crearse enemigos, frente a la amable condescendencia del otro, que permite que el halago, el insulto y la opinión del interlocutor le penetre más antes de plantearse si todo puede ser una mentira o una inexactitud. Y el MBTI es una creación colosal (de lo más importante del siglo XX para mi gusto) hecha por mujeres.
Tienes razón: esas habilidades son una necesidad que todos tenemos, no sólo los magos. Pero quien llega a esas destrezas, quien alcanza ese autoconocimiento, se ha salido hace rato de la sociedad y la norma y va camino de un templo. Piensa en eso. A partir de cierto punto hay un salto de fe, y ya nada es igual. Amplios sectores de la new age nos quieren vender que se puede tener todo: dinero, fama, amor, sabiduría, luz, calor. Plenitud terrenal y espiritual. Es mentira. Pero si le pregunto a mi función sentimental me dicta: «Bueno, no seas tan categórico. Siempre puede haber excepciones. Y yo confío en que nos toque una a nosotros».
Me honra que me leas y que participes. Gracias.
Un saludo afectuoso.
Taztel dice
Hola Raúl, es curioso… principalmente lo que a mí más me gusto fue ese adjetivo. Insuficiente, pero me pareció justo y acertado la denominación de traviesa a la actitud del anum/ua/s que aparece en alguna fase de la relación y el contacto que se establece.
Podemos reconocer que el padre madre tiene una influencia que repercute en nuestra idea del sexo opuesto, cada pareja, que tengas hijos, que tu padre madre pareja muera, en el momento que lo hacen y en qué posición te dejan… todo ello también conforma nuestra relación con el anim/ua/s y su integración.
Pienso que el hombre hace más sentimental a la mujer de lo que realmente es, igual le ocurre a la mujer… como bien dices se trata de proporciones, pero tendemos a quedarnos en la superficie para no complicarnos o simplemente evitar conflictos y con suerte terminar trabajándolo internamente. Los opuestos son dos extremos de una misma realidad que se complementan y bailan la danza de la creación. Si una persona es muy mental o sentimental tendera consciente o inconscientemente a compensar y buscar lo que le falta.
Creo que quien desarrolla el autoconocimiento es un observador, el error del observador es el juicio, pero solo cuando emitimos un juicio la justicia se revela mostrando la verdad. Para que la vida sea sostenible no podemos tenerlo todo, sino lo justo y estar satisfechos. Pienso y siento que ese templo es el paraíso oculto en el corazón y que desde ese lugar la mente puede liberarse. No es fácil vivir con un pie aquí y otro allá, en cualquier momento la fe busca una razón y la lía.
Gracias por tu afectuosa bienvenida, el honor es mío. Un saludo
Raúl Ortega dice
Sé que lo sabes, pero subrayo que no es sólo en el contexto relacional donde influye el animus. Actitudes generales en la vida, opinión política, vocación… Todo es de su incumbencia. Esto es más conspicuo en el animus que en el anima, cuyo radio de influencia es algo más íntimo. Se me ocurre un ejemplo histórico tan potente que casi es un mito encarnado: Juana de Arco. Una mujer muy, pero que muy traviesa.
Se me ocurren también dos ejemplos muy diversos, extraidos de la vida real a mí cercana, para ilustrar el amplio abanico de tipos que permite la sentimentalidad en la mujer:
-X es una mujer de 45 años, que abandonó la educación reglada antes que tarde. Indómita, más bien amazona, siempre resistente a ser influida por el discurso mental del Otro, es muy reacia a perder autonomía en el contexto de una pareja. Lo cual significa que si la ganancia de su parte no es enorme, prefiere estar sola. Sin hijos, y sin ningún problema por ello. La prensa y sus noticias la traen sin cuidado, y la vida social, en general, le parece una pérdida de tiempo.
-Z tiene 36 años y tiene dos carreras universitarias y un montón de títulos menores extra. Mujer de mundo, cultiva su cosmopolitismo lo más que sus medios lo permiten. Deseosa de estar bien informada, trata de tener opiniones bien formadas de la actualidad, y puede llegar a debatir fervientemente sobre ello en las reuniones sociales, a las cuales es profundanente aficionada. En la intimidad, se confiesa y nos confiesa que nada hay más importante en la vida para ella que su familia. Su matrimonio, sus hijos.
Dos cócteles de sabor muy diferente ¿no? Pues tienen el denominador común sentimental, aunque no lo parezca. La segunda personalidad es bastante más típicamente sentimental. Sin embargo, muchos habrá que se despisten bastante con cosas como su formación profesional y su actitud en sociedad y sean incapaces de ver que eso, para ella misma, no es tan nuclear como lo otro. En el primer caso muchos serán incapaces de reconocer siquiera ese rostro del sentimiento, porque está mezclado indisolublemente con el gran diluyente que es la intuición, y tendrán la impresión de estar frente a una «marimacho» con habilidades sentimentales nulas. A nivel meramente erótico, el «ramo de flores» no es inocuo en ninguno de los dos casos, pero sólo puede llegar a ser una anécdota hasta decisiva en el segundo.
En medio de todo este tornasol nos movemos. Entre esos dos casos, y más allá de ellos, un ejército de variantes. Hay que ser muy cuidadoso con los análisis y los diágnosticos, para no ver más sentimiento del que en realidad hay, ni tampoco menos.
El mecanismo de compensación hasta cierto punto parece ser tan simple y autómatico como apuntas. En la naturaleza, mecánicamente, la convexidad del pene se compensa con la concavidad de la vagina. En la psique, la masculinidad se compensa con la feminidad, la mente con el corazón, viceversa también, y tenemos como símbolo del Self al Andrógino. Es como una cuenta de viejas. Algo sencillo, cosa de tuercas y tornillos. Pero esto esconde detrás, en realidad, unas sofisticaciones muy prolijas. Lo cual conduce a despistes en los diagnósticos y autodiagnósticos y a desencuentros prácticos constantes. Por ejemplo, una fuerte sentimentalidad será compensada de forma severa con un aluvión de pensamiento si la vocación inscrita en el Self así lo requiere, pero no si la persona tiene como destino, por ejemplo, trabajar en lo mismo que Teresa de Calcuta. La regulación en el desarrollo de las funciones depende del Self y sus planes.
De hecho, la psique no funciona compensado funciones con otras funciones. Lo que hace más bien es oponer una personalidad completa, la del animus o el anima, que esgrime como principal la funcion que es la inferior para la personalidad yo, contra ese yo. Extraer de ambas personalidades opuestas lo que es fundible en un destino común, y desechar lo que es accesorio, o irreconciliable, es un mundo de dificultades. Por eso toda esa concepción actual de los modelos «metrosexuales», ideales de desarrollo integral como el del hombre que cuida amorosamente de niños y está feliz con su escoba, o la mujer que se fascina con el boxeo y el motor del coche, son caricaturas que encierran detrás de sus líneas simples monstruos artificiales terroríficos. Aunque en algunos casos puntuales sean precisamente el adecuado camino vital a tomar. Si la compensación y la androginia fueran caminos de diseño así de sencillo, todas las neurosis se curarían con la bisexualidad y «listo de papeles». La realidad es que la bisexualidad suele formar parte del síndrome más que de la solución, y sólo sabemos qué significa para cada uno el andrógino al final del camino.
Ilustrando: si tomamos la figura de Jung como modelo individuatorio, vemos que nació intelectual, y murió siéndolo. Diferenció e integró grandes sectores del anima, pero todo dentro de un destino no diferente al del hombre sabio (perfección mental), no santo (perfección sentimental). Por otro lado, Franz decía que estaba más cercana al Self Emma Jung que el mismo Jung. Más allá de la cortesía, puede contener su verdad. Integró mucho animus, ciertamente. Pero no tanto que abandonara el armazón tipológico que era su marco natural.
Vida comtemplativa suena a Jerusalén Celestial aquí, en la Tierra ¿no? Ese templo está en el propio corazón, así es. Pero el corazón no está dentro, ojo. Ni tampoco tiene por qué ser cosa de uno solo. A veces el corazón es algo que bombea la misma sangre a una hermandad que conforma un templo natural sostenido por 12 pilares. Por poner un número bonito.
Un saludo
Raúl Ortega dice
Me acabo de dar cuenta que he dejado fuera de la conversación todo un párrafo:
Podemos reconocer que el padre madre tiene una influencia que repercute en nuestra idea del sexo opuesto, cada pareja, que tengas hijos, que tu padre madre pareja muera, en el momento que lo hacen y en qué posición te dejan… todo ello también conforma nuestra relación con el anim/ua/s y su integración
Ha sido un lapsus, porque es una cuestión especialmente enojosa para mí. Me chirría mucho todo el peso que la Psicología, desde el Psicoanálisis freudiano, pone en las relaciones interpersonales, y, muy tozudamente, en las relaciones y constelaciones familiares en la infancia. Ha pasado a formar parte de nuestro paradigma moderno, claramente. Claro, en el paradigma científico todo sigue una línea de causación temporal, desde pasado a futuro, y la primera causa de lo que será la personalidad adulta se sobreentiende que es la personalidad infantil y sus hechos biográficos señeros. El paradigma reza: la gente es lo que fue programada en la infancia. Las desviaciones a la norma proceden de noxas, de traumas, infantiles. Ahora todo eso está siendo compensado por el genetismo, que vuelve a traer sobre el tapete lo innato del Hombre, oponiéndose al concepto freudiano de venir al mundo como tabula rasa, pasto para la educación. Pero aunque el genetismo reabra de par en par el debate que ya empezó Rousseau entre naturaleza y cultura, el peso formidable de las relaciones intrafamiliares en la ciencia sociopsicológica es aplastante. Yo diría asfixiante. Como la familia puede ser para la naturaleza primordial del niño, y eso sí que es un verdadero trauma.
En diversos lugares de esta web he vertido la tesis de que son precisamente los caracteres sentimentales los que de forma más clara padecen la influencia familiar en el propio desarrollo personal, porque, en general, padecen más la influencia de lo que ocurre en las relaciones humanas. En esta misma entrada dejé deslizarse esa idea más arriba: «[…] la amable condescendencia del otro [el sentimiento], que permite que el halago, el insulto y la opinión del interlocutor le penetre más antes de plantearse si todo puede ser una mentira o una inexactitud». Dicho rápido: toda la construcción moderna sobre el paradigma relaciones hijo-padre/madre tiene bastante que decir en el desarrollo tipológico sentimental, y no de modo decisivo. El resto, hay que dejarlo un poco aparte. Por cierto, antes hablaba de que el pensamiento es más opaco a la influencia externa. Pues la intuición lo es mucho, mucho más. La intuición es la directa expresión de la «genética psíquica».
Una vez que entendemos que el niño no es una tabula rasa, y que la educación es sólo otro factor de la modulación de su carácter (sobre todo en lo que atañe a su máscara), y que no existen traumas que marquen sino personalidades que son marcadas, o no, podemos hablar en propiedad de los roces y problemas que se dan en la familia, lo mismo que en la escuela o la sociedad general.
El panorama real es muy diferente al que trata de vendernos la psicología del trauma infantil. Por ejemplo, en la vida real, hay ciertos caracteres innatos femeninos que atraen de un modo llamativo algo tan denso como es la orfandad. ¡No al revés! Es decir, no es la orfandad la que conforma ese carácter, sino justo lo contrario. Y tiene una profunda razón individuatoria de ser. Todo lo que cuenta la película «El Laberinto del Fauno» sobre la orfandad en ciertas niñas es real. Todo eso de los faunos y las hadas agazapados detrás de un padre muerto es real. Claro, Guillermo del Toro la escribió basándose en sus propias visiones e intuiciones infantiles…
En definitiva, para hablar de la influencia familiar y social hay que mantener siempre presente que en el ser humano tenemos una máscara, tenemos una sombra, y tenemos un Self, y unos estratos son los maleables, otros indirectamente, y otros inasequibles, y más bien causa primera de todo lo demás. Y hay que tener en cuenta que no es lo mismo una tipología que otra. No existen hechos, sino personalidades que los viven, que los padecen.
Taztel dice
Hola Raúl, gracias por tu respuesta, es muy interesante.
Tienes razón! esta historia es mucho mas compleja y complicada, son muchas cosas las que hay que tener en cuenta y tratar, tantas que en un comentario no cabe.
Es bueno diferenciar lo que es característico de cada naturaleza sea femenina, masculina, animal, humana……. o extraterrestre. Descubrir con que proporción partes al nacer, que se incorpora, como lo desarrollas y hacia donde lo diriges. Posiblemente partamos con una tendencia general a un polo. Los polos cambian de lugar en cada nivel, con cada etapa y con cada persona que te relacionas, aunque haya uno predominante. Esos polos a veces encajan física, energética, emocional o mentalmente, a veces encajan aquí pero allá no… Lo que hay que tener en cuenta que en una relación ambos no pueden tener el mismo rol, cada uno tiene que tener su lugar, pero eso no quiere decir que no puedas cambiar de lugar o desarrollar habilidades del sexo contrario.
El hombre puede que no (suela) expresar o enmascare un carácter sentimental (o sea… menos crédulo según diagnósticos, estadísticas e interpretaciones de las mismas), pero lo tiene. Pienso que todos tenemos un punto o un momento en el que se activa ese mecanismo. Para unos ese punto acontecerá antes y para otros después, por unas causas o por otras, a veces las circunstancias nos pueden sorprender y descubrirnos cosas insospechadas de nosotros mismos.
Es cierto que hay personas que están hechas a la medida y que encajan perfectamente, es genial que ocurra pero difícil de mantener en todos los niveles. El hombre y la mujer deberían de ser maestros el uno para el otro, la unión debería enseñarnos y generar un fruto (que no necesariamente tiene que ser material) ese fruto puede que cambie tu vida o te permita con amor y cariño darte cuenta de muchos aspectos de tu persona. En el momento que lo sabes todo, que lo conoces todo, que lo has desvelado todo, que lo esperas, que lo ves venir, que lo conoces… te relacionas con la etiqueta que lapidariamente te define… dejas de aprender y respetar.
Al Self del Androgino le veo relación con la naturaleza de esa mente neutral de la que te hablaba, este es un tema muy interesante… la cosa es que este comentario termina siendo demasiado extenso y mas si lo relacionamos con tendencias sexuales y diferencias de sexo que en ocasiones pueden acabar situándonos en los extremos.
Pienso que nacemos enmarcados en un tiempo y en un espacio, con un cuerpo y una mente X como herramientas. De la información del ADN desarrollaremos un porcentaje de su totalidad. Un niño no puede evitar las influencias que recibe de su familia padre madre que conforman el punto de partida del anim/ua/s, es inevitable. Tienes razón que esto lo abarca todo. Tus aventuras continúan y hay momentos para rechazar, criticar y negar esa estructura… para tarde o temprano terminar proyectándolo y descubrirte en su papel (padre o madre), lo reconoces en ti… con suerte lo aceptaras, integraras y trascenderás terminando por entender que tu no eres eso, que el no eres tu, que tu no eres el, pero que ambos tenéis algo en común que os une en un trabajo evolutivo de las «especies» mas amplio.
Observar esos estados de rebelión contra todo lo que nos determina y limita sin olvidar que también nos fundamenta y dirige. Este punto define el camino personal e individual.
Paralelo a este proceso externo, internamente ese anim/ua/s puede proyectarse como un ideal detrás del cual se oculta la sombra, una imagen opuesta de ti con vida propia que también podemos utilizar para relacionarnos con nosotros mismos. Esta dualidad a la que bien llamas yo contra yo, es la posibilidad de mirar al espejo y lograr por medio de la integración dejar de identificarte con el reflejo.
Saludos
P.D. ese corazón (que no esta en el corazón) también esta en nuestro pecho y es el punto de unión del resto de corazones que conforman un solo corazón. El nº12 me gusta, pero falta uno 😉
Raúl Ortega dice
Me llama la atención la facilidad con la que saltas a las relaciones de pareja, o familiares, a las relaciones en general, cuando tratamos el asunto animus anima, los cuales son, dicho sea de paso ahora, el verdadero eje sobre el que podríamos entendernos objetivamente sobre la esencia de la masculinidad y la feminidad. Es imposible no hablar de relaciones humanas, de sentimientos, cuando estamos con estos dos colosos, pero el árbol de la vida nos induce a no andarnos por la ramas siempre, y a que recordemos que si todo lo inconsciente se proyecta, también hay que recoger esa proyección y tratar de ver qué es un contenido inconsciente en su propio lugar natural: el inconsciente.
Tienes razón: el animus y el anima son lo suficientemente plásticos como para incorporar características de la persona en quienes se han proyectado. Se introyectan. Hace unos días hablaba con una amiga, líder sindical, y me comentaba que para ella ser activista sindical, en ese sindicato concretamente, es una continuación de la misión paterna, lo que para ella es un a priori que en su vida no puede cuestionar. Los hijos que son del mismo equipo de fútbol que el padre o la madre, etc. Pero vamos a ver el panorama ahora justo desde el lado contrario. Me pongo como ejemplo yo mismo. Nací con el medio cielo en Leo, lo cual una buena parte de la astrología ortodoxa relaciona con el signo materno. Ok: mi madre es Leo. Y es tan Leo como yo Acuario. Mi enfrentamiento intelectual con ella durante toda la infancia fue tremendo. Intelectual, y a veces físico. Pero yo llevo 44 años rodeado por todos lados por leones. Mi vida pública, mi amistad, la marca mucho ese signo (la vida pública, lo extravertido, es el medio cielo). Y los roces con ese signo. Porque siempre, de algún modo, está ahí compensándome, oponiéndome, aunque sea desde el amor y la empatía. ¿Qué fue antes, el huevo o la gallina? El huevo, obviamente. Mi karma con Leo, el signo en sí, la energía en sí, que es de lo que se hace cargo la carta astral, es la causa primera de las relaciones que se van sucediendo después, desde la familia a lo laboral, pasando por la amistad, y a veces la pareja. Luego, a la vez, tengo un amigo Leo que tuvo fuertes enfrentamientos con su madre Acuario, otro con su padre Acuario, otra con su madre Acuario, etc. Y ahora discuten conmigo, de lo divino y lo humano. El entramado es muy simétrico a veces. Yo a estas formaciones astrológicas mandálicas les llamo Rey de Ratas, pero esa es otra cuestión. ¿Y en la pareja? No sólo lo mismo, sino más agudizado aún. De manera tozuda, indesconocible, los elementos que en mi carta natal predicen la dirección de la relación sentimental son los que han gobernado los encuentros en ese sentido. Para no convertir un simple comentario en un «Qué recuerdos, qué sueños, qué pensamientos», resumo diciendo que no me puede caber la menor duda de que la genética astral, los arquetipos, el anima, el animus, son el a priori de lo que luego se dará en la relaciones humanas. Que si bien, en parte, animus y anima se modelan según las relaciones personales, la dirección masiva del proceso va justo en dirección contraria: esos arquetipos modelan las relaciones humanas. De dos maneras: una, menos interesante y más vulgar, la mera proyección. Otra, mucho más trascendente, la encarnación. Cuando encuentras a alguien casualmente por ahí que es una manifestación cuasi perfecta (¡siempre es cuasi!) del modelo inconsciente, platónico, astral. Estos encuentros son lo que yo llamo «relaciones con el alma gemela». Que es algo estrictamente real, y que nada tiene que ver con la idea que tiene la gente sobre eso.
Estas disquisiciones no son otra cosa que volver a apuntalar el discurso oriental sobre el karma, y volver a recordar el eje primordial sobre el que se sostiene todo el constructo junguiano. El terapeuta, si bien debe ocuparse mucho en el saneamiento de las relaciones interpersonales, tiene su meta última en devolver a Dios lo que es de Él, y que se ha extraviado en mitad de las pasiones humanas, demasiado humanas, entre dos personas. Pero la extraversión siempre quiere encontrar la causa primera de las cosas en lo externo, y sólo la introversión nos capacita para andar contra corriente, hacia la fuente. En definitiva: animus y anima son, como es esencia arquetípica, preexistentes. Nacemos casados monogámicamente con ellos. Todos somos víctimas de un matrimonio astral concertado. Lo que tenemos que hacer, los que lo tengan que hacer, es lo que hizo Psique: alumbrar el verdadero rostro que tiene nuestra pareja, Eros. Y soportar la responsabilidad, y la soledad, del trabajo subsiguiente.
Toneladas de letra pequeña se pueden añadir a esto. Por ejemplo, que el animus, cuya vocación como dije es profundamente extravertida (por eso cuando el animus toma delantera lanza a la mujer a lo público, mientras que el anima lanza al hombre a historias extrañas de alcoba, generalmente inconfesables), es más susceptible de entrelazarse con el carácter de las personas en las que se proyecta (complejo paterno, etc.). De tal manera que el «proyectante» siente que la autoridad que percibe en esas personas la tienen, realmente. El anima, sin embargo, recoge la pasión hacia el mundo interior. Hacia lo «casero». El amor impregnado de anima rápidamente produce poesía, arte, es decir, manifestaciones de lo inconsciente (de ahí lo de las musas). Podríamos decir que el camino que une a un enamorado con su objeto de deseo se desvía con más facilidad hacia otros intereses que el de una enamorada. Por eso la invocación de la Diosa es el rito válido, para hombres y mujeres, cuando es preciso avanzar hacia lo oculto, aquello que se esconde detrás del propio corazón. Cuando escucho tanta palabrería hoy día en contra de ese supuesto demonio patriarcal que sustenta nuestra cultura, procedente de personas que adoran profunda y precisamente la extraversión masculina… Eso es tan absurdo como cazar brujas y serlo a un tiempo. Jamás una cultura se había convertido en algo tan unilateralmente masculino como la nuestra, con la adoración a pie juntillas de lo fálico, del poder, de la mente, de la Ciencia de los cojones. ¡Y hay muchos que piensan que está pasando lo contrario!
La intuición, sin embargo, es unisex. Ella es el pilar sobre el que se construye el Andrógino. Además, los científicos están de acuerdo con esto: la intuición se reparte equitativamente entre los sexos. ¿Por qué la hemos llamado siempre intuitivamente «femenina»? Porque la intuición siempre arrastra hacia el mundo interior, parta de donde parta. A lo oculto, a lo secreto, a lo escondido en lo íntimo. A lo que da la espalda a lo público. Pero lo hace de un modo seco, masculino: aportando información, datos, ciencia, ideas, insights. Conocimiento. Dice adiós a las relaciones con mucha frialdad. Las caricias no son lo suyo. Ahí está su naturaleza andrógina. Además, al ser un nexo entre conciencia e inconsciente, y, por lo tanto, unir animus y anima al yo, es un andrógino (o una andrógina) que a su vez bisexualiza. El perfil típico de una sacerdotisa es el de Artemisa. Con un poco más de masculinidad nada más, Amazona. Las personas fuertemente intuitivas siempre parecen lesbianas, homosexuales. Y, a veces, lo son. Quiero decir que lo practican. Pero, por otro lado, la intuición es patrona de virginidad. No debemos olvidar que en una auténtica unión de opuestos estos se anulan mutuamente. El Tao no es una mezcla de Yin y Yang. Eso es la vida común y corriente, el mundo de lo dual. El Tao es… otra cosa.
Un saludo
PD. Mientras escribía esto me han mandado este video: http://www.youtube.com/watch?v=LU8DDYz68kM. En fin, el mensaje debe ser «acuarios cornudos»…
José Antonio dice
Saludos Raul
He asistido a este apasionante diálogo sobre el pensamiento positivo, la mujer, el logos entre Taztel y tú con gran interés, deseoso de meterme en él, pero respeté, o más bien me azoré (como recien llegado a las costas junguianas me sigo perdiendo con los conceptos de anima, animus, y demás)y decidí mantenerme al margen. Ya pasado el tiempo cuentouna ilustrativa experiencia que tuve.
Por fin me aplicaba la medicina de Von Franz para el puer: el trabajo. La verdad es que había estado bastante tiempo perdido, en el estómago del dragón. Por fin escapaba de las fauces del mismo: Y me encuentro con un grupo de profesionales, todas mujeres, licenciadas en Derecho, Trabajo social, psicología, todas muy seguras, experimentadas. Nos reuníamos periódicamente para coordinarnos, y yo cargaba con el azoramiento, la inseguridad del puer caído al fango. Tras unos meses teníamos que realizar un taller de gestión del estrés. Pero bajo ese título “colaron” un taller de crecimiento personal: Entonces me vi como aquel grupo de mujeres, todas excelentes profesionales, cualificadas, con experiencia, seguras de sí mismas, escuchaban embobadas, arrobadas y entusiasmadas a una señora de unos 50 años, con gran carisma, sonrisa, encanto y demás, de cómo el Universo respondía a tus pedidos, de cómo si repetías 20 veces al día que me merezco esto , o todo va bien, todo va bien, todo va bien, atraigo lo mejor para mí misma, soy amor, la abundancia está conmigo, etc… la energía cósmica respondería. Y cada semana esas mujeres que me imponían tanto respeto, volvían eufóricas al taller narrando sus extraordinarios progresos !el Universo ya les estaba sonriendo!
Entonces me convertí en un signo de interrogación: Había luchado por aterrizar, por poner los pies en la tierra. Y me encuentro a este grupo de mujeres maduras. ¿yo era pueril, yo estaba en las nubes, en el cielo? El mundo estaba del revés. Estaba perplejo: yo, culpable de mi puerilidad, huyendo de ella, me topaba con aquella gurú buca-y-ana hablando de una tal Louise Hayse, que venció el cáncer con su pensamiento, a base de repetir el poder está dentro de tí. Y esta gurú hablaba con acento argentino (creíamos que lo era), y cuando le preguntamos que de parte de Argentina es nos contesta que era española, de San Lucar de Barrameda, y riéndose dice, mi niña interior debe ser argentina, y las “seguidoras” le ríen la historia. En fin, mi teoría es que de tantas cintas que debió escuchar se le pegó el acento.
Era esperpéntico y a la vez fascinante, y puede que suene a coña, pero esto que cuento es, como decía Paco Gandía, verídico (pero verídico de verdad).
Toda esta historia se quedó ahí atrás, como un episodio curioso, anecdótico . La mayoría de las veces tienes que tomar distancia, cuando la memoria hace que te veas en tercera persona, y cuando te encuentras con un mapa conceptual que haga que las piezas encajen: el nombrar la da realidad a la Realidad, la delimita, la clarifica. Hace una semana me encontré un extracto del capítulo Puer asternus, de Luna Invicta. En él intentas clarificar el problema del puer ¿de qué habla la comunidad junguiana al referirse al puer?, lo cual es bastante sintomático: el puer es el niño, el niño es maravilloso !pero qué hacemos con el niño de los cojones! !y cuánto por culo da el niño! Ha traído la alegría a la casa, pero lo tiene todo patas arriba.
En ese extracto hablas de diversas clases de puer. Y entonces identificas a los pueres ocultos, “esos hombres y mujeres que se casan, tienen hijos y trabajos estables, y mueren como perfectos ciudadanos, maduros y adultos, Pero con respecto a la individuación no han dejado de ser niños”. Luego hablas de los hombres niños- adolescentes, hombres que si son introvertidos “son hombres que nunca dejan de tener la edad que tiene su imaginación, de infinita inocencia, candidez, soñadores, débiles y dependiente la mayor parte del tiempo, al mismo tiempo que un podo solitarios. O bien son hombres que nunca dejan de ser adolescentes rebeldes, que protestan por el mundo, inadapatados, y que son reacios a a integrarse del todo en él…en realidad presienten la individuación, que se opone a los sistemas, pero no lo saben…Ambos están fascinados por el poder de la madre, del inconsciente, por el anima y por la imaginación. Pero no son capaces de ir más allá”Se quedan siempre como adultos que giran alrededor de su infancia y adolescencia, pero que no acaban de encontrar el camino hacia el auténtico niño, el Niño Interior”.
Joder, ¿adónde está ese camino?
“Los pueres ocultos de los que está lleno el mundo, que no crecen nunca, sino que juegan a crecer, ven a estos hombres niño-adolescentes como algo erróneo, incómodo, quizás enfermo”. “La madre es su ilusión y su refugio; inesperadamente, su dragón y su tumba. El padre es su reto, saturno, el Hook de cada uno, así como, también inesperadamente, su luz, su madurez y su guía”
Luego continúas “Hay otro s hombres, que no se han quedado atraados ni en el carácter de su infancia ni en su adolescencia. Hombres que nunca han dejado de crecer, y que jamás pueden mirar atrás.Sin embargo, no pueden crecer meramente hacia el mundo, y en el mundo, como un óptimo adulto, sin más. Podrían hacerlo, pues no carecen de la suficiente responsabilidad, tesón y autonomía, pero la adultez que les llama es diferente a la de lo colectivo y social. Ellos quisieran meramente avanzar, pero el peso de la Madre los empuja una y otra vez hacia atrás. Ese atrás es en realidad un hacia dentro,, donde no regresan a la indolencia, pasividad o ternura de su infancia, o las correrías de su juventud, sino a menudo a las fauces de un dragón donde su adulto es disuelto, hasta que nazca nuevamente como niño”.
Leí este escrito emocionado -!sí, emocionado!-: era comprensión no de un problema intelectual, sino vital, biográfico. Un día en la facultad, hace ya muchos años, estaba tomando apuntes como un loco, de repente levanté la cabeza, miré a mi alrededor y me pregunté ¿Qué hago yo aquí?. Era una pregunta extraña, de dónde había surgido. Días después tuve un sueño: en el patio de la Facultad parecía haber una carrera. La gente corría de un lado para otra , sin seguir una ruta; yo ansioso, me acercaba a un corredor, corría junto a él, y le preguntaba ¿dónde está la meta? ¿dónde? Pero él seguía mudo y sordo hacia adelante. Pasaba otro corredor y se repetía la situación, yo preguntándole ¿hacia dónde hay que correr?, y el corredor impasible continuaba su marcha. Y así un buen rato, hasta que me detuve: si nadie sabe hacia dónde hay que correr, ¿Para qué correr?.
Semanas después caí en las fauces del dragón, la tumba de plomo, y mi Hook personal, el dragón dorado en el que cada una de sus escamas hay un DEBES. El golpe que más duele es el que no se ve venir, y yo estaba recibiendo la llamada de la madre y los latigazos del padre, que con su garfio me conminaba a ser un hombre,(a lo que colectivamente se considera que debe ser un hombre). No los demás, sino yo, me veía “como algo erróneo, incómodo y enfermo”. Así que todo mi afán era reparar esa erroneidad, todo eso que no debía haber pasado y había sucedido. Y luego cuando parecía haberme escapado de estas luchas, muchos años después, con el espinazo roto y maltrechas alas para revolotear, cuando arribo a las ansiadas costas de los normales me encuentro de bruces con un grupo de puellas ocultas escuchando las historias de una joven puer, a una Peter Pan. O sea un puer huyendo de su oculta puerilidad , renegando de la misma,con ojos de viejo, se topa con unas puellas ocultas,:un relío padre.
Yo no sé si soy un niño- adolescente jugando a ser un puer auténtico-yo no sé ya nada- Sé que he estado innumerables veces en las fauces del dragón, que lo que para otros era pereza era un perecer. Que para los que otros era acomodamiento era una tumba de plomo. Yo quería seguir como tú dices, adelante, simplemente adelante !Qué deseo! La puerilidad para mí es maldición: no puedes seguir adelante, cuando tienes a dos señores a los que seguir, a Dios y al Diablo, y ambos en contra tuya.
No hago este retrato de mi peripecia personal como un puer sangrante (o quizás sí) que muestra sus
heridas . Lo hago porque lo que tú has escrito en ese Luna invicta yo lo he vivido a ciegas. Puedo ser testigo de la objetividad de tu escrito porque es mi experiencia , y agradezco el habérme topado con él, o que él se haya topado conmigo
¿Cómo lograr la conexión de la mente con el alma y sus entes sea limpia y genuina? ¿cómo lograr que tu actitud sea la adecuada? ¿Cómo alinear los pensamientos y actos con la constelación arquetípica que es de la propia incumbencia? (y a qué te refieres con esto de constelación arquetípica?
Muchas gracias, Raul.
Raúl Ortega dice
No tiene mérito, José, porque está escrito desde mi propia biografía. Lo digo mucho: estas cosas no tienen más complejidad que explicar como es, por ejemplo, un lemur. A quien también lo ha visto le sobran tus explicaciones y al que no, ni aunque se las des…
Dentro de lo dramático, es muy divertido el sueño de las carreras, porque carrera es lo que se le llama a lo que se hace en las Universidades. Es un sueño bastante explícito. Lo que te ocurrió con la falsa argentina es algo también directo, sencillo: lo que uno es se puede retrasar, pero no obviar. Lo que uno es, en toda su magnífica ostentación, se te aparece, si no a la vuelta de una esquina, sí de dos. El pensamiento positivo es un aperitivo que para mucha gente abre las puertas de la metafísica auténtica. De ahí se pasa al yoga, al Zen, a un grupo esotérico más serio, a leer a Gurdjieff, Jung, Guenon (tantos otros), luego viene un viaje iniciático a la Isla de Pacua, Egipto o la India, y ya está, con todo eso ya eres un consumado Puer 🙂 Y sólo hablando de típicas líneas visibles, extravertidas. Pero bueno, eso fue lo que ya viste que estaba pasando. Que estabas regresando tú, y todo eso tuyo también.
El destino Puer es inapelable. Y ahora nos encontramos con el problema del tiempo. Yo suelo arengar a avanzar en el desarrollo del destino, en la carrera hacia el Self, lo más rápido posible. No dejes para otra reencarnación lo que puedes hacer en ésta. Creo que es bastante lógico ¿no? Pero si pasas más tiempo cumpliendo con la máscara tendrás más herramientas para medrar en sociedad. El Puer es por definición un despojado. Este dilema entre máscara y Self ya es bastante espeso a nivel interno como para que sea además alimentado por la estructura propia de la sociedad. Cuanto menos valore ésta el destino Puer, más sufrirá ese desgarro el que lo porta, y más tiempo tendrá que retrasar las cosas que tiene que hacer mientras corre hacia donde la sociedad quiere. Por eso es importante la revuelta política en que vivimos hoy. Hay que aprovecharla para reivindicar el Partido Puer. Mientras las estructuras sociales cambian, no hay más remedio que crear subsociedades pueriles, exactamente en la misma línea que el movimiento hippie nos mostró. Pero, en realidad, la directriz individual tiene que llegar del Self. Nosotros podemos decir que debemos hacer esto y lo otro, y aquí el único que da órdenes consecuentes es Él. Por lo menos, de otro modo no puede entenderlo ni vivirlo el Puer. Lo que sabemos por amplia experiencia es que al Self le importa un pito que se ría la gente del Puer, es cruel en eso, pero lo mantiene mínimamente caliente. Mínimamente. ¿Qué se deduce de esto? Que la cualidad fundamental del Puer es ser un canal para los arquetipos. Comunicarse con ellos, y recibir sus órdenes. Esto tiene mucho que ver con la vida contemplativa, con la meditación, y por eso el Puer es llevado a pasar muchísimo tiempo (yo calculo que en mi vida más de la tercera parte de mis años ya) en el vientre del dragón. Pues apartado de toda actividad productiva, o casi apartado del todo, aún sigue el Puer expresando en la vida contemplativa su principal cualidad. Estar en el vientre del dragón es estar en el Mundo del Sueño. El Puer sale de ahí con una vocación a mitad de camino entre este mundo y el otro.
Yo tengo clasificada una crisis existencial típica que sucede en el Puer justo antes de terminar su paso por la Universidad. Pasa muchísimo. A veces tiene variantes. Anoche estuve hablando de esto con mi amiga X, que se define a sus 41 años como una niña grande (y, en efecto, para su honra, lo es), pero que ha logrado terminar dos licenciaturas. Hizo por máscara arquitectura, y cuando terminó se dio cuenta que esa no era su vida y se puso a estudiar psicología (la psicología lleva la P de Puer). Lo cual le costó su típico encontronazo con Hook, claro. Tiene todo un camino pueril por delante, pero de momento su integración en la sociedad está garantizada. Yo soy más instintivo, y cuando un instinto se me revuelve contra lo que estoy haciendo ya no puedo correr en esa dirección más. Nací, jocosamente, el día de la Universidad, pero cuando se acercaba el momento de ingresar en ella empecé a sentir subliminalmente ese rechazo que evoca tu sueño. Que se explicitó en mi propia crisis universitaria, ya alumno de ingeniería, frente a lo cual reaccioné, no sin intentar antes de todo para no hacerlo, marchándome de ella. La sociedad nunca me perdonará esa deserción, pero yo hice lo que, más que deber, TENÍA que hacer. Si sueño ahora que debo regresar, lo haré. Pero sin el beneplácito de mis instintos yo no tengo energía ni excusas para emprender nada ni dejar de hacerlo.
El Puer es muy suicida social. Pero qué le vamos a hacer, no se puede tener siempre todo…
Una vez, en una convención espiritual, el maestro repartió papeles para representar obrillas de teatro y a mí me dio el del pescador (con p de puer) en este cuentillo de Tony de Melo. Y mi querido hermano Nelson tuvo que representar el del empresario:
El rico industrial del Norte se horrorizó cuando vio a un pescador del Sur tranquilamente recostado contra su barca y fumando una pipa.
«¿Por qué no has salido a pescar? «, le preguntó el industrial.
«Porque ya he pescado bastante por hoy», respondió el pescador.
«¿Y por qué no pescas más de lo que necesitas?», insistió el industrial.
«¿Y qué iba a hacer con ello?», preguntó a su vez el pescador.
«Ganarías más dinero», fue la respuesta. «De ese modo podrías poner un motor a tu barca. Entonces podrías ir a aguas más profundas y pescar más peces. Entonces ganarías lo suficiente para comprarte unas redes de nylon, con las que obtendrías más peces y más dinero. Pronto ganarías para tener dos barcas… y hasta una verdadera flota. Entonces serías rico, como yo».
«¿Y qué haría entonces?», preguntó de nuevo el pescador.
«Podrías sentarte y disfrutar de la vida», respondió el industrial.
«¿Y qué crees que estoy haciendo en este preciso momento?», respondió el satisfecho pescador.
Un saludo, hermano Puer.
José Antonio dice
!Cómo me honra lo de hermano!
Y si tiene mérito. !Claro!. En un post anterior de Enero (Carta de Jung sobre el niño divino)en el que hubo un debate sobre el puer dijiste acerca del mismo que los junguianitos iban a tardar al menos 40 años deshacer el lío que habían montado con el puer. Allí afirmastes “El patinazo de Franz en su estudio del Puer me temo que van a hacer falta varias generaciones de junguianos para arreglarlo. Ya vemos que ella duda, y va y viene, definiendo al Puer según el grandilocuente mito, y corrigiéndose a sí misma rápidamente haciendo alusión a las inferioridades del carácter”. Y en tu escrito yo lo veo clarificado con elegancia y vehemencia,. Pero como tú dices a quien no lo ha visto…estas cosas del alma…hasta Colón lo tenía más fácil cuando se trajo a España un par de indios de las Indias que no eran las Indias para demostrar que había descubierto una nueva ruta a ellas. Uno sólo viene con su experiencia, y ahí está la dificultad, primeramente para uno, cuando más para los demás.
Quizás me he pasado en mi crítica: en él se ve cierta rabia desmedidad contra el pensamiento positivo. .. y no siento esa rabia cuando paso ante la puerta de un Mcdonald.Tienes razón en lo de que para mucha gente el pensamiento positivo es un aperitivo que le abre la puerta de la metafísica auténtica. Yo por ejemplo, empecé a leer novelas de Estefanía y Macial La Fuente: cuando niño contemplaba a un tío mío leer estas novelillas: lo veía ensimismado devorar una novela tras otra, con sus ojos clavados en aquellas hojas. Algo debía haber allí me decía yo ¿el qué? Fue un verano cuando me leí 6 ó 7 novelas de éstas. Y esas novelas me llevaron pronto a otras de más enjundia, hasta hoy. Recuerdo que un maestro me reprendió por perder el tiempo con aquellas “noveluchas” que carecían de literatura. Pero yo les tengo gran cariño: fueron la humilde puerta de entrada a la Lectura. Si hubiese entrado a ella por el Quijote me hubiese quedado en la puerta (con puer de puer). Con respecto al pensamiento positivo he adoptado esa pose de aquel maestro viejo gruñón.
Pero mi rabia es más que contra los pueres ocultos contra un “sesudo”-von Franz (así los difinistes tú, y estoy de acuerdo) a los que arrivé, que con un intelecto brillante, unos argumentos casi inapelables “despojan” al puer de su mayor don, su puerelidad, lo que es.
Me viene a la mente la historia de una niña que era un problema para todos (no sé donde lo leí, pero quizá fue gracias a Marcial Lafuente), Gillian Lynne. Esta niña no podía estarse quieta, no se paraba sobre sus pies, y no prestaba atención en la escuela. Los padres la llevaron al sicólogo, y la niña tuvo mucha suerte… tanto porque eran los años treinta y aun nadie había nombrado la hiperactividad y por tanto no existía como tal como por quien la supo ver. Mientras el psicólogo hablaba con la madre sobre de la “imposibilidad” de la hija, sobre su problemática, mientras escuchaba la desesperación de una madre que no sabía que hacer con la pequeña, el hombre observaba a la azorada y avispada niña sentada en un sofá. El doctor invitó a la mujer a salir un momento de la consulta para ir a otra parte del colegio, y propuso dejar a Gillian allí. Y entonces para que ésta no se aburriera puso la radio. Doctor y madre abandonaron la sala, y cuando la madre caminaba absorta en sus cuitas el hombre la detuvo amablemente. La parte superior de la puerta (otra vez una puerta, con puer de puer), era de cristal, así que ambos podían observar a la pequeña. Ésta movía una pierna al son de la música de la radio, luego otra, luego la cabeza, manos, se levanta y empieza a moverse por la sala, con gracilidad. Y ambos adultos contemplan lo que está sucediendo. El hombre mira a la madre con una gran sonrisa de satisfacción y exclama ! Señora su hija no es un problema! Su hija es simplemente bailarina.
Gillian tuvo suerte: el destino puso en su encrucijada a un hombre sabio, a aquel hombre que supo mirar y supo ver. Luego de adulta se hizo coreágrafa y llegó a producir el musical“El fantasma de la ópera”.
Lo malo es el sesudo, el que mete en un bote de cristal al Puer. El libro de pensamiento positivo no hace daño. Una hamburguesa no hace daño -una tonelada puede que sí-, pero el sushi de pez globo te puede matar.Es como si alguien dijera el baile es un problema y quienes sienten cierta agitación en las piernas padecen el Síndrome de Fred Astaire. Disculpa mi vehemencia, y la simplicación en la que caigo. Esta mente que conecta cosas sin conexión…sólo puedo decir que cuando leí que la medicina para el puer era el trabajo me vino al mismo tiempo la imagen de lo que ponía en la entrada de Auschwitz : El trabajo os hará libre.
Lo veo como tú lo dices: el Puer está preñado; Una preñada va al médico, y el médico le dice usted tiene un problema, !levántese, y coja esa la escoba!1Así perderá esa barrigona!
Me siento identificado con lo de la crisis existencial típica que sucede en el Puer justo antes de terminar su paso por la Universidad. Yo la tuve antes: justo al principio, y también deserté, pero no me mantuve en mi deserción,; tras un par de años regresé arrepentido, mi Hook me venció, o yo no fui lo bastante fuerte. Encima me encontré un don: la pintura !de buenas a primeras ! Pero como tú dices Atenea le regala los dones a Perseo, y la misma le coloca a Medusa en el camino. Me quedé entre Pinto y Valdemoros, o sea en Parla.
Pero el contraste era demasiado: Caminaba por esos pasillos de la Facultad de Derecho, esos pasillos largos y oscuros de la Antigua Fábrica de Tabacos de Sevilla. La verdad es que me pregunto aun cómo coño fue yo a parar allí: supongo que para toparme conmigo mismo necesitaba un buen muro, uno de hormigón armado. En mi regreso me jugaba mi “normalidad”. Había desertado, y en mi regreso quería salvar al Soldado Brian. Los exámenes no eran una cuestión de aprobar o no. Eran mi visado a la normalidad, mi permiso de residencia en “el país de los normales”. No expreso esto con resentimiento, ni con sentimiento de superioridad, lo expreso con sinceridad: así lo sentía yo, me sentía “anormal”. Y se me cruzó una asignatura en cuarto. En cada trimestre me acercaba al tablón y buscando mi clasificación me encontraba un uno, o un dos. Y así una y otra vez, yo estudiaba una y otra vez lo mismo, conocía la materia al dedillo !TRABAJABA!, salía del exámen con la conciencia de que lo había hecho bien, satisfecho, y diciéndome que esta vez lo había logrado. Pero llegaba el ansiado día del permiso de residencia y…PUMM, golpe al mentón, y agotando convocatorias. En el último PUMMM que recibí de Derecho Civil IV me quedé grogui. Y dije ¿Pero qué te pasa conmigo Dios? ¿Qué te he hecho yo?. Puede sonar ridículo -pues que suene- Lo único que tenía ganas era de marcharme y tumbarme en la cama, descansar, simplemente. Y sin embargo una parte de mí se empeñaba en ir a alguna librería. Pero la otra parte, la agotada, mi cuerpo y mi mente decían !joder, vámonos a la caverna, descansemos! Como un zombie fui sorteando calles con este extraño y cansino diálogo. Llegué a una librería y me encontré con un libro que no estaba en la sección que estaba, no recuerdo su título: lo abrí por el prólogo y el autor decía que muchas veces las cosas no salían bien no porque nosotros las hiciéramos mal, simplemente sucedía que no estábamos en nuestro camino, y esas cosas estaban ahí para mostrárnolos.
Sobran las palabras, análisis y teorías. Yo, más zombi solté el libro y me fui a mi caverna. Poco tiempo después aprobé Derecho Civil IV en un examen bastante mediocre, y poco después con la bendición del diablo me licencié en derecho, carrera a la que le di una patada. Como dices tú uno no puede obviar lo obvio, y asumo todo, porque estaba obviando lo obvio, retrasando lo que si no se asume como destino se padece como condena. Quizás me tuve que ir derecho a Derecho para torcerme y retorcer mi derechura, y para darme cuenta quien era yo: después de todo la tiza no se vería si no fuera por contraste con el negro de la pizarra !hay una gran sabiduría en la negrura de la pizarray un extranjero ama su patria en el exilio.! ¿Un típico giro puer queriendo ver lo blanco en lo negro? Quizás.
Y quizás si me hubiera ido a otra cosa más soportable para mí, menos contraria a mi espíritu, que chocara menos con mi alma, a una pizarra más gris,no habría encontrado mi camino ¿Sénex como maestro de un mal puer? ¿Suena a consuelo?Puede ser. Yo lo veo como reconciliación. Y como inapelabilidad del destino Puer.
En eso que hablas de las subsociedades pueriles, !me encanta!¿dónde están?, Recuerdo hace tiempo que le comenté a un colega muy zen que necesitaba encontrar a gente de mi especie. Él me recriminó mi actitud arrogante, pero no había ninguna arrogancia en ello, aunque él con la obsesión por el no ego la viese: es como si un búfalo (dígase ñu, pingüino, cabra, sardina, boquerón o chanquete) dijera “necesito relacionarme con otros búfalos”. ¿Hay ego en ello?
¿Pero dónde están esas subsociedades?. Para mí este blog es una puerta (con puer de puer) para compartir, comunicar y comulgar, comer y contar. Las puertas, siempre las puertas: un libro al abrir la tapa, un blog por el que te paseas, puertas que se abren y que se cierran…
Y ahí va mi cuento (bueno no es mío, simplemente le tengo gran cariño,_aunque lo he versionado un poco-) :
Una leona preñada saltaba de colina en colina. En uno de sus saltos-vuelos- parió un cachorro, y este fue a parar a una manada de antílopes. El león se crió entre ellos. Un día un viejo león observó la manada para seleccionar su presa. Era viejo y tenía que elegir muy bien: de ello dependía si comía o no. Debía escoger a un retoño o al más viejo o enfermo. Y sus ojos ya casi ciegos vieron algo inimaginable: al joven león en medio de una manada de antílopes. Corrió hacia él, y el joven león huyó despavorido, como el resto de sus hermanos. Así que el viejo león tuvo que esforzarse mucho, correr hasta casi desfallecer !y además sabiendo que no se iba a comer nada! Cuando tras varios kilómetros el joven león se detuvo (el miedo también agota) el viejo lo agarró, lo acercó hasta un arroyo, y la rugió !abre los ojos, león, antílope , o lo que seas! El joven león los cerró aún más ¿qué le pasaba a aquel león? ¿Por qué era tan cruel? ¿Por qué quería que abriera los ojos y viera la muerte? ¿Por qué era tan humano? Un buen animal mata a otro rápidamente: había visto innumerables veces como los leones, güepardos y demás depredadores se lanzaban a la garganta de alguno de sus hermanos y todo acababa muy rápido. Pero aquel viejo león tenía mala sangre !lo quería matar de miedo! El viejo león tuvo que esperar pacientemente. Cuando por fin el otro abrió los ojos, unos ojos lagrimosos, asustados y cansados el viejo le hizo mirar al agua, y el joven supo quien era. (luego tuvo que aprender a cazar, dejar de empeñarse en comer hierva y a correr como un león y no a saltos como un antílope…)
Siento haber tardado tanto en responder cuando tú lo has hecho con tanta celeridad pero mi ordenador dió un cabezazo, y también …mi función inferior se disparó con el carnaval.
Saludos hermano puer
Saludos viejo león.
Raúl Ortega dice
Si supieras la de veces que he contado en consulta el cuento del Patito Feo a l@s herman@s P… Si nos está leyendo algun@ de los leones (chanquetes, ñus, tapires, ratas canguro) que recibieron el «tratamiento», se estará riendo ahora mismo seguro…
En otro comentario acabo de hablar del Himno de la Perla, con P de puer y de pato también. Por ponernos más adultos que con el pato feo y el rey león, si hablamos de esa oda gnóstica, vemos de qué está preñado el puer desde niño, y por qué hay tantas facultades de derecho en ese Egipto metafórico. Que hay que trabajar, hay que trabajar. Eso es como decir que hay que comer y ciscar. La cuestión es ¿trabajar duro en qué? Y yo extiendo la concepción de trabajo duro hasta el rigor de la vida contemplativa y la quieta postura del loto. Un puer debe trabajar duro en el rescate de la Perla. Eso es. Anda que si me pongo indiscreto y cuento lo que los arquetipos me han dicho que es trabajar para el Puer…
Antes que nada, yo no puedo hablar de Estefanía pero sí de Mortadelo y Filemón y el TBO. Mi infancia sería inconcebible sin la Enciclopedia Durvan, el Fauna de Rodríguez de la Fuente, el sesudo Dr. (¿von?) Franz de Copenhague y Eustaquio Morcillón y Babali. Pero pasando a hablar de cosas tan importantes como sutiles en tu indiscreto (es broma) relato: la afluencia de almas afines, de amigos que conforman la subcomunidad puer, se produce del exacto mismo modo que el encuentro con ese libro providencial que tuviste (todos los puer tienen historias providenciales sobre libros. Los de Matrix empleaban las cabinas telefónicas y los pueres las librerías, cuando van zombies). ¿Qué se deduce que ocurre en tu historia? Que al ángel de la librería parece bastarle con abrir la conciencia a la información correcta. En eso los arquetipos a veces son muy freudianos: parece bastarles con hacer conciencia de la verdad, y se preocupan menos de cómo vive luego con ella el iluminado. Así que el dharma envió el mensaje, y el karma dijo: «ahora que sabes qué significa Derecho, haz lo que quieras hacer». No es así siempre, obviamente. Pero esto nos pone en la pista de algo trascendente: no es tan importante a veces el hacer, sino la conciencia que uno tiene sobre lo que se hace. En esta tónica debemos entender los excesos carnavaleros de algunos grupos gnósticos primitivos: «como ya sabemos que todo esto de los placeres carnales es una mentira, pues lancémonos a ellos a disfrutar en desapego». No, todo esto es más complicado que eso, pero lanzo hilos para meditar en ello. A lo que voy es que el karma te permitió cumplimentar el deseo de tu máscara, aprobar ese examen, pero me parece que la letra pequeña en ese pacto permitido con el diablo (permíteme que hable así) estaba en el problema de las amistades. Si hubieras salido del aula y te hubieras dedicado a seguir vagando zombie por las calles, hubieras acabado en Triana en la sede de Vía Libre, donde los hilos llevaban a los pueres que paseábamos por Sevilla zombies en la década de los 90. A Anatma, en el pasaje de los azahares, con el gurdjiano Miguel detrás de la minúscula mesita. Al centro Zen detrás del cine Florida. Hace unos años, muy pocos, un puñado de grandísimos pueres sevillanos echaron a rodar un proyecto muy ambicioso de comunidad en las afueras, en Mairena del Alcor si no recuerdo mal (fui varias veces, pero se me olvidan los nombres al no vivir ya en Sevilla). Si dejas al puer que viva como tal, se aglutina rápidamente con otros. Yo en este caso recibí la información, la invitación, y me permití seguir actuando, sin embargo, según me apetecía. Y ahora estoy retomando el mensaje. Aún muy débilmente.
Matías dice
Hola Raúl! Te invito a leer la obra de Neville Goddard, y a poner en práctica sus métodos. Entonces me gustaría volver a leer tu perspectiva
Saludos
Raúl Ortega dice
Gracias, Matías. No conocía esta figura y me resulta muy interesante. Parece que llegó desde su propio camino a una conclusión muy junguiana sobre la Biblia: los mitos hablan primero del alma y su historia, y solo después, de la historia de las cosas del mundo.
Releer este tema me ha hecho pensar en la Oui-ja, que yo practiqué en la adolescencia con asiduidad. Hay un acto consciente, volitivo, que pone en práctica ese fenómeno. Tal y como se espera en la magia de todos los tiempos, la conciencia invoca la presencia y el poder de energías metafísicas (espíritus, si abreviamos). Busca ayuda, o meramente divertimento. Quiere algo y lo invoca mentalmente.Todo eso es pensamiento creador. Pero, a partir de ahí, lo que aparece marca las reglas e impone su voluntad, sobre la de los participantes. Es exactamente la misma historia que se nos cuenta a través de los cuentos de genios atrapados en botellas que el despistado paje acaba liberando. Cuando la historia se le cuenta a niños, los deseos son concedidos como si fueran regalos de cumpleaños. Cuando la historia se le cuenta a adultos, el genio en la botella pasa a parecerse muy sospechosamente al diablo, con sus pactos. Donde lo que da, lo da a sabiendas de que se acabará cumpliendo su voluntad, la del donante, y no la del donatario.